miércoles, 2 de julio de 2008

...

Hoy, un tallo parió una flor.
c'est la vie.

jueves, 26 de junio de 2008

...

Hoy tiré un poema por el inodoro...
c'est la vie.

sábado, 14 de junio de 2008

La pared

La pared intenta tocarlos
con un rocío de escombro.
Apunta a sus centros,
quiere invadirlos de blanco.
En un continuo afuera.
En un continuo adentro.
En silencio,
reproduce sonidos ajenos que
tal vez
quedaran sonando
solo en su interior.

Sostiene un incendio invisible
que se trasmuta,
que se aliena,
que se propaga.

Un incendio invisible que se hace agua.
Si a penas,
una mejilla,
una mano,
un muslo,
...

Espera la espalda que confirme su existencia.

Siguiendo el ritmo
de los suspiros de un final,
se
derrumba.

Al igual que los cuerpos,
se derrumba

miércoles, 9 de enero de 2008

catársis del abasto.


abasto lugar extraño.

pelos complementarios doblan cabezas hasta el piso,

absorven la lluvia del paisano.

cejas heladas fóbicas al sol.

sus centros van tapados.


un color. una luz se apaga.


voces inerciales de motus capital.


abasto lugar extraño.

aire verde color papel

con sabor a metálico.

piernas sin rodilla

buscan fricción.


un chillido. una luz se apaga.


gases de babel con gusto a caldo de gallina.


abasto lugar extraño.


una historia sin traducción.


la tradición invade los shoppings.

jueves, 6 de septiembre de 2007

El secreto de los oseznos


Shhh
Dijo mientras un osezno de gelatina moría debajo de la suela de un transeúnte.
Miles de oseznos de varios colores caminaban baldosas enteras para llegar al lugar.

Shhh
Dijo pensando en que tal vez no pasaría lo que debía pasar.
Shhh
Y pasó.

Shhh
No lo repitió más.
Con una sola vez logró vaciar el silencio y dejarla con los ojos debajo de un camión.

Shhh
Fue lo último que nadie debía saber.
Fue lo último que quiso que supiera que jamás nadie sabría.

Shhh
Y el osezno de gelatina intentaba despegarse del pavimento,
ella intentaba despegar sus ojos de las ruedas del camión y él…
Él solo pensaba en que no había sido una buena idea no callar.
Por su bien,
por el bien de ella y
por el bien de los miles de oseznos de gelatina.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Obsesiones de una puerta cerrada.

No puede dejar de pensar lo no pensado,
de recordar lo no vivido,
de no entender lo anesteciado.

No puede dejar de reirse de las palomas,
de llorar el otoño,
de corregir su pelo.

No puede dejar de roer los bordes,
de privar de libertad a la música,
de sentirse extraña en los no-finales.

No puede dejar de morder su cola.
No puede dejar de enfrentarse a la oscuridad.

No puede dejarlo.

Ella cerró la puerta. Él se sacó la remera.
Ella cerró la ventana. Él se sacó las medias.
Las cortinas y las persianas,
y su piel y las sábanas se hicieron amigas.
Ella sonrió (Le gusta jugar)
Él la miró (Le gusta jugar)

No puede dejar de querer arrancarle la piel y usarla de frazada.

sábado, 28 de julio de 2007

No esperaba nada



Y miles de hormigas corrían una maratón
desde mi nariz hasta mi espalda,
pasando por cada nervio de mi columna vertebral.
Yo no esperaba nada.
Y miraba desde el fondo del agua
como el sol se desfiguraba con las olas.
Y veía los barcos pasar y sacarme la luz.
Y no esperaba nada.
Y sentía como un cardumen de anguilas invadía mi cabeza.
Y como la arena se transformaba en barro debajo de mis pies.
Y no esperaba nada.
Y la luz desaparecía detrás de una línea cambiante.
Y el agua se volvía tierra y yo abandonaba el suelo.
Y los pájaros nadaban por el cielo.
Y las hormigas invadían mis brazos.
Y no esperaba nada.
Y un espacio blanco con tonos de rojo y amarillo
no era lo único que daba luz.
Y se reflejaba en la única parte cubierta de mi cuerpo.
Y yo no esperaba nada.
Y la única luz se escondía en un punto detrás de mis ojos.
Y descubrí que no estaba en ese lugar.
Y sentí que los sonidos no eran húmedos.
Y pensé que tal vez ya no tendría que nadar.
Yo no esperaba nada.
Y no me preocupaba.
Los peces no se ahogan.